Hambre, pena y el genoma humano



 Hambre, pena y genoma humano

Son varios experimentos realizados en humanos y ratas, los que han mostrado el impacto que pueden llegar a causar las experiencias vividas por los individuos sobre su expresión génica, así como en su herencia epigenética.

Entre ellos destaca el caso de los descendientes de personas que sufrieron la hambruna de Holanda de 1944, también conocida como “el invierno de hambre” donde se encontraron cambios significativos en algunos genes, concretamente en las marcas de metilación del gen IGF2, lo que sugiere una influencia significativa de las condiciones ambientales en la expresión génica de un individuo expuesto a ellas.

Se menciona un segundo estudio realizado sobre los descendientes de supervivientes del Holocausto muestra alteraciones en la metilación de genes relacionados con el estrés fruto de las deplorables condiciones en las que se encontraban durante su aprisionamiento en los campos de concentración.

A partir del estudio de las ratas que no lamían a sus crías, se estudiaron cerebros de personas que habían fallecido por suicido. Los resultados mostraron un número significativo de alteraciones en regiones génicas similares a las que presentaban las crías de rata que no fueron lamidas por sus progenitores, siendo en su mayoría casos en los que los individuos habían sufrido abusos durante la infancia, un comportamiento que tuvo consecuencias similares en la expresión génica en las ratas ante la falta de lamido materno.

Además, se rebate como el recambio de histonas puede influir tanto en la plasticidad neuronal como la memoria, que afectan por tanto al aprendizaje y la respuesta al ambiente.

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